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martes, 8 de julio de 2014

"CORREVEIDILE"


Los programas mal llamados del corazón, “El programa de Ana Rosa”, “Sálvame” y otros del estilo, barren en audiencia televisiva en España. Digo, mal llamados del corazón, porque  su temática no es tratar de prevenir, explicar, documentar, el funcionamiento de tal órgano vital del cuerpo humano, sino de diseccionar, escudriñar, fisgar, hurgar en la vida del afamado que se presta o consiente en ello por un grupo de especialistas en tales acciones, dirigidos a un público ávido de fisgonear en esas vidas. Si el nivel cultural del país se midiese por la referida audiencia, España – no tengo datos de otros países- reluciría de esplendor en la cultura cañí de más de medio mundo. Exportaríamos una nueva cultura a este aburrido planeta.
Contemplando la habilidad de los especialistas en descubrir, investigar, divulgar y difundir sobre las vidas morbosamente diseccionadas; creo que tendría España un alto nivel científico.
El caso es que periodistas o no, famosos voluntarios,  exhibicionistas sin escrúpulos y el primo de todos ellos, junto a los sedientos curiosos de estos programas hacen un todo, de amor y odio, de opinión e intoxicación, de intriga y morbo,  dejando un thriller digno de ser premiado con Oscar a lo que sea. Porque mover dinero lo mueve. Es el dinero  quien engrana este thriller un año tras otro sin esperanza de mejores libros, ni otro mejor deporte que el del cotilleo. La España cañí que se le resiste El Quijote. España de siempre, la de la alegre guitarra….la del correveidile.


Detesto estos procederes de mi país. Algo me duele en el alma, cuando el enterado de todo  informa sobre lo dicho por uno y otro, sin traerle a él ni a mí algún cuidado sobre el asunto. Normalmente estos chicos listos, trafican con lo escuchado o averiguado, dando traslado de su pericia y conocimiento de todo lo que hay que saber del otro, porque él siempre está en el ajo de todo. Muchos de estos hábiles expertos del corazón diseccionado, ganan aprecio y reconocimiento porque aportan cotilleos que entretienen. Lo siento os detesto. Aborrezco vuestro método, para tirar de la lengua de otro y seguir medrando.
Hablando de cotilleos, no son menos los que de manera casual, se producen especialmente en estas fechas a la orilla de la playa. Si tienes por costumbre tomar el sol y darte un baño dos veces seguidas en el mismo lugar, tendrás la oportunidad de contestarle al amable vecino, tu lugar de procedencia, estado civil,  si el apartamento es tuyo y con hipoteca y sabrá hasta el número de talla de tu bañador. A cambio te informará de todo cuanto sucede en esta ciudad costera, desde el viento que corre hasta los actos culturales que el muy buen alcalde de turno ha programado, por si nos vemos esta noche por el sitio. De esta manera aprendí el verano pasado que las sardinas frescas, nada mejor que  comprarlas junto a la lonja que por tres euros te dan llena, una bolsa.


Nada que descubrir que no sea tan antiguo como el mundo, quizás las formas y el lugar en formato de redes sociales, caldos de cultivo óptimo para los que sin freno social alguno, se exhiben y exponen de su vida y obras y de paso la del vecino. Hay personas que les persiguen su sombra y otros que no tienen ni sombra que les cobije. Unos y otros en su huida o en su búsqueda, dejan al lado la discreción debida y en sus atropelladas idas o venidas, van dejando su esencia vendiendo ahora la confidencia, ahora el recado callado. Luego será la ligereza, para terminar desnudo siempre que divierta, mejor en Facebook o en watsap, siendo ahora la policía no el investigador de tus acciones dudosas sino el protector de tu desvarío. ¡Jesús cuanto cambio ha habido!
Es bueno refrescar el cuerpo en agua fresca cuando atizan los calores que día a día van creciendo a medida que la luna va a llena y julio alcanza los sanfermines. Es bueno hacer un alto en el camino, al remojo de unas olas tranquilas de una playa tranquila que pocas van quedando. Es tiempo de mar y montaña, buscando sombra hasta de peregrinos a Santiago, tan de moda en estos años. En mi caso, me gusta un buen botijo, a la sombra de una sombrilla, vista caída en la página que acabo de pasar. De lo que oiga ya escribiré, seguramente este verano sean salmonetes, los que den la bolsa llena a tres euros, junto a la lonja.



Hasta que entremos en contacto amigos, sed felices y disfrutad el verano.

La nota de humor:


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